Fáber
Alonso Gómez, líder de la Comuna 2
Hablar de la dimensión
socioeconómica sin referirse a las demás dimensiones, es un ejercicio de escritura
difícil de realizar. Todas y cada una de las dimensiones del desarrollo se
relacionan, algunas de manera más directa y otras tangencialmente. Pero no podría
hablarse solo de la dimensión socioeconómica sin tocar asuntos de orden
sociopolítico cultural, y con mayor razón de la dimensión físico espacial
natural. De hecho, la mayoría de veces
para poder determinar una dimensión se hace necesario evidenciarlo en la otra.
Desde la Comuna 2 - Santa Cruz se ha pensado el desarrollo económico como una propuesta para fortalecer el mercado de productos internos, con el fin de generar ingresos y empleo a sus habitantes para disminuir los índices de pobreza que presenta la Comuna.
Para todo lo anterior se ha
partido de la premisa de que el desarrollo económico no implica acumular
capital en manos de unas cuantas personas, sino en el mejoramiento de la
calidad de vida de la gente.
Y es precisamente bajo esta condición
que se realizaron varios recorridos por la Comuna, pretendiendo identificar sus
potencialidades y limitaciones en el aspecto socioeconómico a partir de tres
configuraciones territoriales: configuración crítica, configuración de espacios
más establecidos y configuración de espacios más impactados por proyectos.
Se logran identificar unos elementos comunes indistintamente de la
configuración en la que se encuentren, pero también se logran evidenciar unas características
muy marcadas y diferenciadoras en toda la Comuna, dependiendo del lugar donde
se encuentre ubicada la persona, la familia o el grupo, porque también se
percibe la forma de agruparse de acuerdo con la condición socioeconómica.
Tanto en la configuración
crítica como en la establecida y en la más impactada por proyectos, es común
identificar negocios o unidades productivas que dan cuenta de la vocación
productiva y comercial que tienen los habitantes de la Comuna 2. Por lo menos así
lo expresó Actuar Famiempresas cuando realizó un estudio de vocaciones
productivas en el año 2006, estudio que, entre otras cosas, desde mi
conocimiento y entendimiento, creo que quedó incompleto y además sesgado en
relación con la cantidad de personas que abordó y con los lugares que se visitaron.
Por tanto considero necesario realizar un nuevo estudio y análisis, máximo
ahora que quienes se han interesado en este proceso han manifestado la intención
de hacerlo, toda vez que hasta ahora están reconociendo lugares de los que en 2006
no tenían claridad si pertenecían o no a nuestro territorio.
Y cuando se habla de “vocación
productiva” es muy importante que se analicen los orígenes de esa vocación,
planteando si realmente se tiene esa
vocación o más bien ha sido la condición socioeconómica la que ha llevado a muchos
a que, sin tener habilidades, ni formación en emprendimiento empresarial,
negocios, manejos financieros, entre otros, por su situación económica se hayan
visto abocados a utilizar el negocio, el comercio u otro tipo de actividad
económica en el medio de subsistencia para sí y para la familia.
Cuando se revisa con juicio
el promedio de ingresos que recibe una familia de la Comuna 2 y se compara con
el promedio de gastos, es indiscutible que la diferencia es muy grande, lo
cual, sin necesidad de ir más allá, da cuenta de una comuna con inequidad socio
económica. Hecho que de entrada va en contravía con la premisa formulada, donde
el mejoramiento de la calidad de vida llega a muy pocos y el aumento de las
condiciones mínimas aumenta sobre todo en los márgenes de las quebradas en los
diferentes barrios de la Comuna.
Habría que preguntarse
entonces: ¿Cuál será la estrategia o
proyecto que realmente sea equitativo, o que por lo menos permita tener la
oportunidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la Comuna 2?
Todo lo anterior, sin contar
con la cantidad de industria que se gesta al interior de nuestra Comuna, pero
que no beneficia a sus habitantes. Se refiere esta a la cantidad de industria
establecida en uno de los lugares más críticos de la Comuna, la carrera 52
entre calles 96 y 126. Situación que ha llevado a la generación de problemas de
movilidad, salubridad e incluso de seguridad.
Basta con observar el
progresivo aumento de todo tipo de negocios, sobre todo en los lugares
impactados por proyectos, para poder reconocer la importancia de una
actualización diagnóstica, pero con una intención clara. No diagnosticar por
diagnosticar.
Es indiscutible que cada que
se realiza un recorrido por la Comuna se encuentran nuevas cosas para
reflexionar y analizar en perspectiva de desarrollo. En esta ocasión teniendo
como mira objetiva el desarrollo económico, se logra percibir que si bien en
los últimos años se han logrado avances significativos en materia de corredores
comerciales y de negocios, tampoco se puede ocultar una realidad que está más
allá de las centralidades, la que se encuentra allá al borde de las quebradas,
en las zonas de riesgo físico, pero también de riesgo social. Allá donde no han impactado los proyectos.
Inclusive donde han llegado los proyectos pero se han maquillado las realidades
para vender al mundo una idea diferente.
Es claro que se han generado
acciones en favor de nuestra Comuna, pero también es claro que es necesario
empoderar más a la gente del común para que ante la Administración Municipal se
realicen las gestiones pertinentes para que, si no es en igualdad, por lo menos
en equidad se logre mejorar la calidad de vida de las personas de la Comuna 2.
Calidad de vida que queramos o no está relacionada con el nivel socioeconómico
de los habitantes.
Es urgente que desde el
componente socioeconómico se empiecen a realizar acciones que favorezcan el
mejoramiento de las unidades productivas, comerciales y de servicios de la
Comuna. Pero también es supremamente urgente que se toque el tema de los
ingresos familiares en relación con los gastos que se tienen en una ciudad que
cada día se pone más a la vanguardia de las grandes ciudades del mundo. No
basta solo con tener corredores comerciales y zonas rosas, también se requiere
revisar la procedencia de los dineros de los compradores y obviamente se
requiere realizar ejercicios pedagógico-educativos sobre las finanzas
familiares.
Y sobre el otro tema, creo
que lo que se está construyendo es un monstruo silencioso que en algún momento
puede despertar. Esperemos que no suceda una tragedia similar o peor a la que
narra Fedor Dostoievsky en Crimen y Castigo.
La Comuna 2, así como todas
las comunas de la zona y de la ciudad, merece estar al nivel de desarrollo de
Medellín y no siempre entre las de menor índice de calidad de vida. A la Comuna
2 le pasa lo mismo que a los barrios de la Comuna: aquellos que están en los
extremos son los menos desarrollados. Igual pasa con la Comuna, que por no
estar en el centro o al sur sus índices de calidad de vida siempre han estado
por debajo de las demás comunas.
Creo que el desarrollo de
las ciudades debería medirse no por el crecimiento en las zonas reconocidas o
de impacto, sino porque desde una perspectiva de equidad toda la ciudad se
desarrolla paulatinamente pero sin diferencias tan marcadas.
Es hora de revisar las
propuestas que hasta la fecha se han venido presentando, realizarles los
ajustes pertinentes y estructurar una propuesta de real impacto y seriedad en
torno a la dimensión socioeconómica para la Comuna 2, la zona y la ciudad.
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