Carta abierta a la comunidad ¿Cómo sería la Comuna 2 en el año 2030?
Por:
Nicolás Cifuentes, líder de la Comuna 2
– Santa Cruz
Nadie
se hubiera imaginado lo que hoy está ocurriendo en nuestra Comuna 2 – Santa
Cruz. Los efectos de lo que hoy mencionan las instituciones públicas como
desarrollo son muy paradójicos, es verdad, pero es la realidad que tenemos que
afrontar. Desde un inicio han mencionado su gran interés por mejorar las
condiciones de vida pero nunca los intereses que están detrás de estas
intenciones; sólo las podemos entender cuando vivimos el efecto y las
consecuencias de estas intenciones. Si tan sólo hubiéramos hecho un alto en el
camino para reflexionar y habernos unido para luchar por nuestras intenciones
de desarrollo, seguramente hoy el panorama sería distinto.
Me
acuerdo que en uno de los talleres sobre Construcción Social del Hábitat nos
preguntaron ¿si seguimos así, a dónde vamos a llegar? Tratando de hallar una
respuesta esto es lo que visualizo al 2030:
El
desarrollo se fue ligando más profundamente a las intenciones políticas y
estas, a su vez, se fueron inclinando hacia intenciones personales; así el
desarrollo depende de los favores políticos y no obedece a las necesidades de
la comunidad. Esto para decir que, en la comunidad no se ha aprendido a incidir
en lo político para el desarrollo; simplemente en momentos de elecciones el
caudillismo político y los favores políticos desfragmentan las apuestas de la comunidad.
Desde
la red juvenil Jóvenes Sin Fronteras, en el 2011, iniciamos unas escuelas de
formación ciudadana para jóvenes con el enfoque de derechos humanos. Dicho
proyecto comenzó a avanzar bien en las instituciones educativas, pero luego de
cinco años fue vetado por la incidencia juvenil en las instituciones y porque
para el Gobierno municipal era un peligro que la comunidad defendiera sus
derechos. Así arrancó la persecución de los jóvenes de la red juvenil, por ser
un proceso crítico y resistente a los procesos hegemónicos y dominantes en la
ciudad.
Ahora
no solamente somos perseguidos por el ente municipal, también los grupos armados
con dominio sobre el territorio se han levantado contra nosotros. Una de las
razones es el alto número de jóvenes que han abandonado estos grupos y las drogas,
poniendo en riesgo el negocio de la venta de drogas. Por esta razón, como
jóvenes y algunos ya no tanto, tuvimos que diseñar una estrategia a través de
los diferentes medios para estar comunicados y no poner en riesgo nuestras
vidas.
Hablando
sobre el liderazgo, lastimosamente lo que pudo ser una potencialidad se
convirtió en una limitante que ha favorecido a unos pocos. Estoy hablando de
liderazgo unido en pro del desarrollo de nuestra comunidad. La individualización
y las necesidades de los líderes los ha llevado a ser presa fácil del
oportunismo contractual; el fenómeno de la subcontratación sobre la
subcontratación se hace hoy más común que antes, disponiendo de una serie de
actividades justificadas para el desarrollo pero desarticuladas de este mismo, con
fines muy asistencialistas que siguen atentando contra el bienestar de la
comunidad. Los líderes manejan un doble discurso -el famoso currículo oculto-,
no son coherentes sus palabras y sus acciones, los que siguen impulsando a la
comunidad para que cada vez sea más incrédula frente al liderazgo local y que
le importe poco el desarrollo de nuestra comunidad. La desesperanza política se
apoderó de la Comuna.
En muchos escenarios estuvimos planteando la necesidad de que
hubiera un espacio que articulara todas las intenciones de desarrollo de la
comunidad; que este escenario se convirtiera en un precursor de los sueños de
la comunidad. Defendimos, debatimos y concluimos que este escenario era el Plan
de Desarrollo Local; pero para poder alcanzar tal fin era indispensable que el
Plan fuera de la comunidad y que la comunidad, en una concertación justa, fuera
quien lo pusiera en marcha, no la institucionalidad. Pero como
había varios entes de poder que por el tiempo siguieron las mismas prácticas -solo
cambiando la figuraciones y otro escenario como Presupuesto Participativo-, que
aunque han modificado su dinámica en el tiempo, continúan abasteciendo los
fenómenos contractuales (asistencialista y desfragmentando la comunidad). Estos
son escenarios que han opacado la importancia del Plan de Desarrollo y que le
han otorgado el poder al ente municipal sobre él.
En
este mismo orden de ideas pasaron los años y a todos se les olvidó que el
desarrollo no solamente depende de los gobiernos; la empresa privada comenzó a
explotar el mercado y la alta demanda de consumo en nuestra Comuna. Llegaron
los bancos, llegaron las empresas de salud, llegaron las grandes cadenas de
mercados, centralizaron todos los servicios. Así no tienes que desplazarte al
centro de la ciudad pues instauraron un sistema económico que obedece a las
lógicas capitalistas y consumistas de la ciudad. Desaparecieron las tiendas en
las esquinas, los confeccionistas, los negocios de arepas y todos aquellos de
tipo familiar que fortalecían la economía popular. Ahora si vas a comprar algo
tiene que ser exportado por las grandes cadenas, ya que el gobierno ha
exterminado jurídicamente la posibilidad de la economía popular.
Todo
esto es efecto de la falta de un sistema económico autónomo, basado en términos
de la economía popular local que resistiera las lógicas del mercado global. En
la Comuna no se habla de desarrollo económico si no de desarrollo del capital
privado, capitalizando todo lo que en un momento llegamos a considerar un
derecho, el derecho a la educación, el derecho a la vivienda digna, el derecho
a la salud y el derecho a vivir.
Hoy,
más que nunca, carecemos de base social en nuestra Comuna, esa base que realiza
un análisis crítico y tiene posturas claras frente al desarrollo -en unidad y
armonía y firmes en pie de lucha por nuestros derechos- que permite fomentar
una pedagogía social y la construcción progresiva del conocimiento y de la cual
se desprenden las preguntas: ¿Qué está pasando con las personas en nuestra Comuna?
¿Qué está pasando con los líderes en nuestra Comuna? Es fundamental tener esa
sensibilidad de pensar en el otro y cortar esa desfragmentación social.
En
relación al tema social y político, en función de la construcción social del
hábitat, no se ha visualizado como un tema integral, interdimensional e interdisciplinario.
Esto se nota en la desarticulación de proyectos que pretendían mejorar el
hábitat en nuestra Comuna, solo que desde la institución pública los concebían
en proyectos que permitían mejorar espacios y viviendas, dejando de lado todos
aquellos elementos que construyen y producen el hábitat. Es así como
encontramos hoy grandes fachadas en viviendas y espacios pero pocos niveles de
convivencia y tolerancia entre los mismos habitantes. Encontramos nuestra Comuna
con un cuerpo pero sin corazón; ya terminaron la autopista que comunica el norte
de la ciudad con la región y se ha convertido en la puerta de la ciudad por
donde transitan gran flujo vehicular -tanto de tipo pesado como privado-, lo
que ha generado que muchos de los habitantes de la Comuna tuvieran que
desplazarse a otros lugares y los que quedamos aquí; tenemos que vivir con
altos índices de polución que emiten los automóviles. Si antes no teníamos
zonas naturales, hoy solo las podemos ver en los registros fotográficos
antiguos. Seguramente nuestros abuelos estarían avergonzados de esto.
Sé
que quedan muchas cosas por escribir, por relatar, pero cabe lo más importante
y que no se ha entendido desde tiempo atrás: como generación precedemos los
problemas, dificultades y logros de nuestros ancestros, pero también tenemos la
responsabilidad de heredar aspectos positivos en pro del desarrollo de nuestra
comunidad, heredar esperanza y mejores oportunidades de vida para nuestros
niños y jóvenes. Esta es mi invitación, compañeros y camaradas, no luchen por
sus intereses, luchemos juntos por defender los derechos de las nuevas
generaciones.
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